domingo, 24 de junio de 2012

Yo estoy feliz con ella; ella está feliz conmigo

Sus dedos se deslizan suavemente por mi espalda desnuda. Su mirada absorbe cada detalle del momento. Su corazón late con fuerza, con tesón, con emoción. Puedo sentirlo. Mientras, mi cabello yace desparramado por la almohada. Mis ojos continúan cerrados, disfrutando del océano de emociones que inunda mi alma. Mi piel disfruta del contacto suave de las sábanas en mis piernas, del dulce roce de su dedo por mi espalda.
Así estamos nosotros, juntos, tranquilos, disfrutando del momento en la penumbra. Ahora, pasadas todas las barreras, me siento más unida a él de lo que nunca me sentí. Me siento feliz, orgullosa, relajada.
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Después de tantos esfuerzos, tantos problemas con personas que no nos comprenden, tantos dolores por el deseo de algo imposible; después de todo eso, ya estamos juntos. Estamos unidos por algo invisible, algo privado, nuestro, que solo sentimos, que solo experimentamos nosotros, ella y yo. Nos costó mucho llegar a este punto, a este momento. Nos trajo problemas, enfados y heridas "de alma" de nuestras personas más cercanas, especialmente, su familia. No aprobaban nuestra relación, nuestro amor. Sin embargo, aquí estamos, juntos y felices igualmente, a pesar de ir precisamente en contra de todo lo que nos dijeron.
Yo estoy feliz con ella.
Ella está feliz conmigo.
¿Qué puede hacerle la familia a una pareja unida y feliz?