jueves, 24 de mayo de 2012

I'm Strong

Soy fuerte. Resistiré. Aguantaré el peso de tu partida con fuerza, honor, orgullo. Con la cabeza alta, la espalda recta. Aguantaré. No permitiré que tu repentino cambio de idea sobre mi, tu repentina falta de amor, me ahogue. No dejaré que el dolor se cuele ni siquiera por los resquicios de mi muralla de protección. Si tú fuiste tan mezquino y "malo" como para dejarme, no te daré el gusto de ver que me duele. No me importa. Haz lo que quieras. Disfruté de esos días, tú también, y eso es lo que importa. No es necesario llorar por ellos, ni porque se hayan acabado.
¿Qué hago ahora? Intento entender por qué. Finalmente lo comprendo: solo fui un capricho pasajero, un día te diste cuenta de que yo existía, y te gustaron mis labios, te parecieron atractivos para besar. Eso hiciste, los acariciaste con los tuyos. Pero después, en tu casa, dijiste: "¿Por qué salgo con ella? Yulisa está colada por mi, como la mayoría del instituto, y estoy perdiendo la oportunidad de salir con la tía más buenorra del insti. Bah, voy a dejar a esta boba y voy a ir con Yulisa." Y eso hiciste. De un día para otro. No, ni siquiera, de una hora a otra, decidiste que yo no importaba, y me dijiste: Te dejo, ahora estoy con Yulisa. y te fuiste a besuquearla a ella. Me enfadé, pero vi que a ti no te importaba, y pensé "¿Por qué recórcholis va a tener que importarme más a mi que a él? No pienso amargarme por eso" y seguí a lo mío. Claro que sí, sí que me estaba muriendo enterrada viva en el centro de mis ilusiones muertas en mi corazón, pero no pensaba demostrártelo. Volví a casa, hice mi rutina normal. Cuando llegué a mi habitación, me senté en la cama e intenté llorar. No pude. Únicamente cayó por mi mejilla un lagrimón solitario, en recuerdo de los días pasados. Sé que es una estupidez llorar por tiempos pasados, así que no lo hago.
Ahora tú estás con ella, y yo con él. Hemos cambiado, cambiamos físicamente, mentalmente, cambiamos. Y también cambiamos de amores. Los anteriores fueron fugaces: no menos importantes, pero sí más cortos. Ahora es algo más serio, somos más grandes. Tú estás con ella y yo con él. Y soy fuerte. Aguanté lo tuyo, lo suyo y lo del otro también. Y si este también es tan cabrón como para dejarme, aguantaré también. Soy fuerte. Resistiré.

sábado, 12 de mayo de 2012

Antítesis

-¡Mamááá...! ¡Te he dicho que no quiero ir! - gritó Celia, enfadada.
-¡No me importa que quieras ir o no , pasarás allí todo el verano!- contestó su madre.
Celia se estremeció al pensar en lo que le esperaba: un verano ENTERO encerrada en una maldita escuela-residencia privada femenina de verano. Grrr... ¡Cómo si no fuera suficiente con ir a clase durante todo el curso! Intentó no recordar que sus amigos se divertirían en la playa, mientras que ella sufriría encerrada en... ¡Basta! No iba a pensar más en ello. Se deprimiría tanto que no podría seguir intentando convencer a su madre de que la dejara no ir, y esa no era una idea que le agradara.
-Maaaaaaaaaaaaamiiiii.... ¡Por favor! ¡No puedes pedirme que me pase TOOOOOOODO el verano encerrada allí!
-Celia, ya hemos hablado de esto. No te has comportado como debías, y vas a pagar por ello.
-¿¡Estando en una residencia privada femenina todo el verano!?
-Exactamente.
Celia lo sabía, no era la hija ejemplar, precisamente... A sus 17 años fumaba, se escapaba de casa para ir de discotecas, tenía "líos" con chicos... Por no hablar de clase: no estudiaba nada, suspendía casi todas las asignaturas... Y también tenía un carácter muy potente: ¡más te valía no faltarle el respeto, porque podía llegar a pegarte! Ella se excusaba diciendo que eran misterios de la genética, pero en el fondo  hasta ella misma sabía que el adjetivo que mejor la calificaba era "conflictiva". Si no estaba metida en una pelea o lío, montaba uno. Pero, a pesar de todo eso, no se esperaba que su madre la castigara así.
-A ver, mamá - empezó a decir con la mayor paciencia y tranquilidad posible - sé que no soy perfecta, precisamente, ¡pero tampoco puedes hacerme esto! - terminó gritando -¿Nunca hiciste ninguna trastada?
-No es cuestión de haber o no hecho alguna trastada, sino que este año has suspendido las doce asignaturas, aparte de que casi te expulsan DOS veces y de que tienes varios partes de incidencia. Hija, ¿por qué haces tantos problemas?
-Yo no los hago, ni los quiero, ¿crees que sí? Solo es que... Bueno, los problemas me persiguen a mi, ¡no es mi culpa!
-Basta, no hay más que hablar, Celia, vas a ir al Teater este verano, punto final - su madre se dio la vuelta y salió de la habitación de Celia. Ésta la siguió hasta el salón, intentando convencerla. Estaba a mitad de frase cuando llegó su padre. Éste le imponía muchísimo respeto, pero en aquel momento estaba fuera de sí y siguió gritando.
-¡Celia! - dijo su padre con su voz grave.
Ahora sí se calló.
-Vas a ir a Teater, ¿de acuerdo?
-Pero yo... - dijo Celia, con voz débil
-No hay otra opción. Lo siento. Vete haciendo ya la maleta. Estarás allí en 3 días.
-Sí, papá - dijo Celia con la cabeza baja.
Volvió a su habitación y cerró la puerta. Empezó a separar las cosas que se llevaría: el portátil y su cargador, la cámara de fotos y su cargador, el neceser, algún bolso, ropa... Éste era el tema más delicado, ya que tendría que usar uniforme  y no podría utilizar su ropa muy a menudo. Siguió rebuscando en su armario, indecisa.

                                                                       *        *       *

-¡Mamááá...! ¡Por favor! - Gritó Alicia.
-Ali... Te he dejado muy claro que no vas a ir, lo siento mucho.
Alicia estaba en la situación totalmente opuesta a la de Celia. ella quería ir al Teater, y sus padres no se lo permitían.
-¡Por favoooooooooorrrrrrr.....!
-No, mi decisión es firme.
-Mami... Este año he sacado todo sobresaliente en la 2ª Evaluación, y probablemente será igual en la 3ª. Además, no he tenido ningún problema en clase, ni con mis amigas. ¿Por qué no me dejas? Dinero para pagarlo no nos falta, y sabes que lo voy a provechar.
-No vas a ir, y punto final- dijo su madre, saliendo de la habitación.
Alicia la siguió, y se enfrentó a ella en el salón, también. En ese momento llegó su padre. Éste la adoraba. No habían más palabras. Alicia supo así que tenía la batalla ganada. Dejó de intentar convencer a su madre para atacar las débiles murallas de su padre.
-Paaaaaaaaaapiiiii... poooooooooorfaaaaa, déjame ir al Teater este verano... Sabes que me hace mucha ilusión... Porrrrfiiii...
-Esto... Mary, ¿tú qué opinas?- le preguntó a su esposa
-Yo ya le he dicho que no, pero me imagino que tú querrás dejarla que vaya, ¿no?
-No veo el motivo para decirle que no - replicó Carlos, el padre.
-¿Podemos hablar un momento en la cocina?
-Emmm... Claro, por supuesto.
Ambos se van a la cocina, dejando a la dulce Alicia sola en el salón.
-Carlos, no quiero pasar otro verano sin ella... El anterior me resultó muy difícil, y, además, no la tuve controlada como aquí, y ya sabes lo que me incomoda eso. No pienso permitir, de ninguna manera, que Alicia se mezcle en grupitos extraños que se... droguen, y fumen... y todas esas cosas, y si ella no está aquí no puedo controlarla...
-Mary... Tu hija va a cumplir ya 17 años a mitad de Junio, ¡no puedes controlarla constantemente! No te digo que vaya a ser bueno que se junte en grupitos feos, pero tampoco lo va a ser que se quede solísima en casa durante todo el verano.
-¡Pero si yo no pretendo eso! ¡Yo la dejaría con Lewis, el mayordomo! ¡No estaría sola!
Una mirada de reprobación de su marido le cerró la boca.
-Pero... Pero...
-Mary... -su marido se acerca a ella y la abraza, apretando la cabeza de ella contra su pecho - Yo sé que quieres protegerla, y que todo lo que haces es por su bien, pero... Así le haces más mal que bien. Pasar el verano en el Teater le abrirá muchas puertas, especialmente ahora que va a pasar a la universidad. Además, también le aporta un bien sentimental: ella se siente feliz allí, tiene incluso un grupo de amigas. Déjala ir, ya verás que no le pasa nada.
-Pero es mi... mi bebé, ¿y si se mete en un grupo malo de chicas rebeldes...?
-Eso no va a pasar: primero, porque ella es muy buena chica y muy inteligente, así que no se meterá, seguro; y segundo, porque el Teater es un colegio bueno, de chicas de buenas familias, que no tienen malas influencias, así que no pasará nada. Lo prometo. Ahora, ¿quieres ir a decírselo?
-Vale- dice Mary , secándose las lágrimas- Más te vale tener razón- y besa a su marido.

Minutos después, Alicia está que estalla de la felicidad, no cabe en sí misma de la alegría que tiene. ¡Podrá ir a su querida escuela! Y, en secreto, ¡Podrá volver a ver a su queridísimo novio! Tal vez después de este verano consiga convencerlo (y a sí misma) de atreverse a contárselo a sus padres.






viernes, 11 de mayo de 2012

El siguiente novio de mi novia

La besé y un río desbordado se soltó en mi interior, un terremoto se expandió, explotó un volcán. La besé, y rocé sus labios con los míos, los míos con los suyos. La besé, y mientras, rodeé su cintura fina y esbelta con mis brazos. La besé, y el mundo dejó de existir para los dos. ¿Por qué? Porque esa era la función de nuestra vida, nuestra misión, nuestro destino. DEBÍAMOS estar juntos, y así era. Así fue hasta... Bueno, hasta que llegó él. Él, él, él. Arruinó todo. Fastidió cada dichosa oportunidad. ¿De quién hablo? De Louis, el siguiente novio de mi novia.
Hablemos desde el principio: Lyla y yo siempre hemos sido amigos. A propósito, soy Samuel. El caso es que, como ya decía, Lyla y yo nos conocemos de toda la vida. Mis primeros recuerdos son de juegos con ella en el terreno de nuestros padres. Los suyos y los míos también son amigos de toda la vida, y teníamos un terreno enorme donde pusimos dos casitas, unos tomates y una valla, y allí íbamos en las vacaciones. Lyla y yo siempre fuimos amigos, aunque yo siempre me sentí atraído por ella. No me di cuenta de mi amor hasta la adolescencia, y fue en aquella época cuando estuvimos más distantes el uno del otro, ya que se tuvo que mudar a otra ciudad por problemas económicos. Aún así, manteníamos el contacto por la Navidades y alguna que otra vez que ella venía a mi casa o yo iba a la suya, pero no fue igual. Sobre los 16 años, empezamos a plantearnos el ir juntos a la misma universidad, ya que quedaba entre su ciudad y la mía, y también compartir un apartamento. A los 17 y poco, acabamos Bachiller y decidimos hacerlo, ya que nos convenía y a ambos nos gustaba la idea. Ella estudiaba Bellas Artes, y yo Arquitectura. Le gustaba sobretodo la escultura. Nuestro apartamento estaba lleno de pequeñas y grandes figuras, y cada vez que íbamos a la playa... Oh, era maravilloso. Se ponía a hacer figuras en la arena, y muchos niños se acercaban por curiosidad. Entonces, alguno preguntaba algo y ella respondía, y así iba aclarando dudas y preguntas, y de paso, enseñaba escultura a los más jóvenes (y también a algunos no tan jóvenes). En fin, en una noche, no aguanté más, y le conté cómo me sentía cada vez que la miraba, o que la oía cantar en la ducha, o hacer esculturas en la arena, o cocinar cosas raras... Y para mi sorpresa, ella me contestó que le encantaba verme recién salido de la ducha, con el pelo mojado y revuelto, o dormido en el pequeño sofá frente a la tele, o haciendo una maqueta con plena dedicación. Recuerdo sus palabras, el brillo de sus ojos, la forma de su sonrisa, TODO de ella aquella noche. Y bueno... Pues nos empezamos a acercar, y cuando quise darme cuenta estábamos en su cama, ella dormida con su cabello de color cobre estirado en finas líneas por la almohada, y yo contemplándola. Así empezó nuestra relación. Desde ese día, me trasladé a su habitación, cuya cama era más grande, y mi antigua habitación pasó a ser la sala de esculturas y maquetas, aunque también cumplía la función de cuarto de cachivaches, ya que se amontonaban allí carpetas, libros, mi bici, cajas con la ropa de invierno en verano, o la ropa de verano en invierno, maletas, etc...
Todo iba perfecto hasta... Louis...

miércoles, 9 de mayo de 2012

Deseo...

Deseo compartirme contigo.  Contigo y nadie más. Deseo tus manos en las mías, tus ojos verdes fijos en mi mirada castaña, tus caricias en mi cabello, tus abrazos cálidos, tus manos rodeando mi cintura. Deseo verte cada mañana al abrir los ojos, deseo pasar tiempo contigo, deseo vivir contigo. Deseo hablar, reír, llorar, disfrutar, compartir, viajar, respirar, caminar, comer, cenar, bailar, cantar, conducir, jugar, divertirme, soñar, imaginar, inventar, crear, fastidiar... CONTIGO. Deseo hacer un picnic, mirar las nubes, luego contemplar el atardecer. A continuación,  observar las estrellas, quedarme dormida en tu abrazo. Despertar y ver el amanecer entre tu pecho, oler tu pelo, verte abrir los ojos. Deseo que me lleves en brazos hasta el coche, que conduzcas hasta casa después de ese día fantástico, que me guíes, prendida de tu mano, hasta nuestra habitación. Que me beses, me acaricies, me despojes lentamente de mi vestido de pintitas azules. Que me provoques electricidad en la sangre, que me hagas cerrar los ojos de placer. Que me dejes eliminar cada cosa que se interpone entre nosotros, por ejemplo, tu camisa. Que, en la noche que viene después de un día fantástico que vino después de otro día fantástico, duermas conmigo otra vez, que me protejas de todo mal.
Ese es mi deseo. ¿Lo cumples conmigo?

viernes, 4 de mayo de 2012

Me gustas.

Me gustas. Me gustan tus ojos, tus labios, tu pelo, tu nariz, tu cuerpo perfecto. Me gusta tu perfecta curva de cintura, tus piernas largas y estilizadas, tus pies  delicados. Me gusta tu carácter, decidido, firme. Tu testarudez, tu dulzura, tu amor. Tu cariño, tu aprecio, tus demostraciones de afecto. Me gustan tus gestos, tu forma de ser. Me gusta cómo te mueves, como escuchas música bailando levemente al compás de la música. Me gusta verte cuando te duchas, cómo cierras los ojos y sientes resbalar el agua por tu cara, primero; luego los hombros, la espalda y el pecho, la cintura, las piernas. Me gusta ver tu cuerpo mojado, con las pequeñas gotitas bajando por él como riachuelos. Me gusta ver tu melena lisa, como una catarata castaña que cae por tu espalda. Me gusta ver la chispa de emoción que aparece en tu mirada cuando te regalo flores, bombones o, simplemente, un dibujo. Me gusta cuando me besas, cuando te cobijas en mi pecho, cuando me abrazas, cuando pasas tus brazos por encima de mis hombros y entrelazas tus dedos detrás de mi nuca, y clavas esa mirada de color miel en la mía, y me hablas, aunque en esos momentos no te escucho: estoy demasiado ocupado observándote. Me gusta cuando cocinas, cuando te pones el delantal de cuadritos blancos y verdes. Me gusta cuando usas pantalones cortos o faldas, especialmente la de color azul cielo. Me gusta cuando, en invierno, escondes el rostro detrás de una bufanda, y usas gorro, y lo único que se te ve son los ojos. Me gusta cómo te emocionas cuando llueve, y cómo disfrutas de la nieve. Me gusta cómo juegas en el agua del mar en verano, cómo hueles las flores en primavera. Cómo te escondes en el bosque en otoño, usando ese abrigo de color marrón que se disimula tan bien ahí. Me gusta cómo disfrutas con los niños cada día en tu colegio, cómo les enseñas poco a poco las letras, los números. Me gusta cómo saboreas bien la comida que te gusta, cómo bebes lentamente una buena cerveza, o un rico vino. Me gustas. Punto. Y... Te quiero, preciosa.