sábado, 17 de septiembre de 2011

18 de octubre de 2010

18/10/2010
En esa fecha nos vimos. Ahí nos miramos por primera vez, conectamos, hicimos saltar la chispa del amor. Desde ese día no he podido olvidarte. He pasado un año intentando dejar de sentir esa llama que arde en mi corazón cada vez que pienso en ti, que no son pocas, pero no puedo. Cada vez que cierro los ojos, veo tus ojos verdes, esa sonrisa matadora, esté donde esté, escuche lo que escuche, sienta frío o calor, esté triste o esté contenta.  Y ahora, el 19 de octubre de 2011, que he logrado dejar de pensar en ti, vuelves. Vuelves, y me miras, y te acercas. Se te ocurre preguntarme mi nombre, y yo, muda de asombro, no te respondo. Por suerte, ella, mi amiga, mi compañera, me despierta, me hace bajar de las nubes, donde soñaba que tú me abrazabas y me decías que me querías. Tartamudeo mi nombre y tú me dices el tuyo. Hablamos un rato largo, y yo no noto que mi amiga se va. Tú eres perfecto, ideal, eres ÉL. Hablamos de todo un poco, y me haces reír, mucho, mucho. Poco a poco nos vamos soltando. Sin darme cuenta, se me ha hecho tarde, y llego a casa corriendo. Mi madre me ve, y está a punto de echarme la bronca, cuando nota mis mejillas encendidas y mi mirada feliz. Entonces me perdona, porque, como buena madre que es, intuye que me ha pasado algo bueno, buenísimo, y después de pedirme que no lo repita, me deja ir a darme una ducha. Cuando salgo, te busco por tuenti, y cuando estoy a punto de desilusionarme, de perder la esperanza, te encuentro. Después de enviarte un mensaje, me voy a cenar y me voy a la cama, a pesar de que es fin de semana y mañana no tengo clases. Necesito soñar, descansar, relajarme, después de todas las emociones que me has hecho sentir. Al día siguiente, nada más levantarme, siento silencio. Sé que mis padres han ido a trabajar, pero, ¿y mi hermano? Al bajar, me encuentro con una nota suya, diciéndome que se ha ido con Carla. Ahora que estoy más enamorada que nunca, comprendo que se vaya con su novia. Aprovecho para desayunar tranquila, con mi música preferida sonando de fondo.
Después, nerviosa, me pongo en el ordenador, y después de revisar mi correo, me atrevo a mirar el tuenti. Y resulta que tú me has respondido a la solicitud de amistada, y por casualidades de la vida, estás conectado. No me lo puedo creer. Lo siguiente ya lo sabes. Hablamos, durante mucho tiempo, y se acabó el curso, con una muy buena relación entre nosotros, una buena amistad. Eso dura unos 3 años, y cuando estoy a punto de irme a la universidad, me llamas por teléfono. Yo, acostumbrada ya, atiendo. Me dices que tenemos que hablar, urgentemente. Miro mi reloj de pulsera. Marca las 11:45 de la noche, mañana me tengo que levantar a las 9 y todavía tengo que terminar de preparar varias cosas. Te digo que no puedo, que mañana hablamos. Me dices que vale, con un tono de desilusión falso. Te conozco lo suficiente como para saber que vas a hacer algo, y cuando te estoy a punto de decir que no hagas nada, cuelgas el teléfono. Cuando salgo a la ventana, para tomar un poco de aire, veo las luces de tu coche.  Bajo rápidamente, y salgo con la excusa de que quiero dar un paseo. No tardes mucho, me dice mi madre, pero me guiña un ojo, sabe que vienes tú. Hago que pares en la esquina, no quiero que nos vean. Y nada más bajarte, me dices que me quieres, que me has querido desde ese 18 de octubre de 2010, y que no vas a soportar estar lejos de mí cuando me vaya… Y que por eso quieres… Pero no te dejo acabar. Sello tus labios con los míos, y me respondes. Mi primer beso, con el chico que realmente quiero, el chico al que amo. Mi reloj da las doce, y recuerdo qué día es hoy. Cuando nos separamos, pero solo nuestros labios, tú me abrazas con fuerza, y te digo:
-¿Sabes qué día es hoy? Hoy es 18 de octubre.