miércoles, 16 de noviembre de 2011

¿Por qué?

¿Por qué? ¿Por qué hacéis que todo sea tan difícil, cuando en realidad es tan sencillo? ¿Por qué os estresáis, y me estresáis con esos problemas de niños pequeños? ¿Tanto cuesta, digo yo, taaanto, pararse a pensar en lo que te dicen, reflexionar sobre ello, y pensar si es verdad? A veces, en serio, a veces me gustaría ser capaz de dejar de escuchar a voluntad, para dejar de oíros pelear. Porque uno tiene razón en algo, y el otro se equivoca en eso, y el otro tiene razón en otra cosa y el uno se equivoca en eso, y no lo sabéis ver, no lo podéis aceptar. Y lo peor es que yo estoy en el medio, y no me escucháis, y si intento dividirme, os ponéis celosos... Yo no tengo la culpa de esto, ni la responsabilidad de arreglarlo. Y si no sois capaces de entenderlo, pues allá vosotros. Yo no voy a meterme más.