domingo, 29 de enero de 2012

¿Cómo...?

¿Cómo decírtelo? ¿Cómo decirte que me gustas, cómo preguntarte si me quieres, cómo robarte un beso?
¿Cómo saber si me rechazarás, o serás mi novia? ¿Cómo hacer para disimular el hecho de que mis ojos se desvíen hacia ti automáticamente en los recreos, cuando compartes risas con tus amigas y miras los partidos de voleibol? ¿Cómo concentrarme en las clases si lo único en que puedo pensar es en ti? ¿Cómo ignorar el hecho de que, al irme a dormir, cierro los ojos y veo tu sonrisa amable? ¿Cómo obviar el hecho de que eres mayor que yo y que es imposible que me quieras? ¿Cómo?
Supongo que no eres la chica que compartirá su vida conmigo, supongo que otro chico, más grande, más fuerte, más inteligente que yo será el que esté siempre junto a ti. Supongo que me ves como a un niñato, o, con mucha suerte, me miras con cariño de hermana mayor, si acaso. Pero sé que no me correspondes, que no sientes un río desbordado por tu pecho cada vez que me ves, como yo. Que no ves en mis ojos el futuro, que no nos imaginas viviendo juntos, criando hijos juntos, siendo felices. Sé que no lo haces, y no te culpo, porque es lo que yo siento hacia las niñas pequeñas, pero, aunque lo comprenda, me duele, e intentaré cambiarlo. Seré grande, fuerte, inteligente y estaré junto a ti. Te seguiré queriendo, juntaré fuerzas para que el río no se seque, que no se acabe este sentimiento. Lo haré. Por ti. Por nosotros.

domingo, 15 de enero de 2012

Will you marry me?

"¿Quieres casarte conmigo?" Una frase sencilla, a la vez complicada, que puede darte una alegría al corazón o un infarto, que te puede hacer muy feliz... Que te propone un futuro, o no, no un futuro, sino alguien con quien compartir el tuyo. Una frase que puede dar a tu vida un giro de trescientos sesenta, qué digo, ¡MIL grados! Que te puede dejar la cara roja como un tomate, o pálida como la de un muerto. Que puede hacerte llorar de emoción, o sentir un cosquilleo por la columna vertebral. Que puede hacer que te suden las manos, que se te caiga todo lo que tengas en ellas, que te ardan los ojos, que se te seque la garganta.... Que una sonrisa ilumine tu rostro, que tus ojos se abran y se muestren enormes, que tus mejillas se inflen, que de repente se carguen tus ojos de lágrimas y que un intenso rubor se note en tu cara. Todo eso... Con una simple frase.
Porque esa frase puede hacerte subir hasta el cielo y envolverte en nubes suaves como algodón, y llevarte hasta el Sol mismo para que brille SIEMPRE en tu vida... Y es que no importan las circunstancias, ni el momento, ni si acabas de salir de la cama como si te estás vistiendo para una fiesta; ni si tienes un ojo pintado y el otro no; no importa nada. Importan las miradas que se crucen, las chispas que salten, el amor que se sienta, en el aire, entre los dos. Eso, y nada más.




Bonita manera de decir esta frase tan bonita... Este vídeo me ha encantado.

 "Will you marry me?"

domingo, 8 de enero de 2012

Estoy decepcionada

Eras mi amigo. Nos decíamos todo, no habían secretos. Compartíamos un pasado más o menos parecido, y parecía que el mismo futuro. Con eso de que nuestros padres trabajaran juntos, podíamos disfrutar más tiempo entre nosotros. Y también vivíamos los dos en el mismo pueblo, un problema menos. Luego, yo tuve una época mala, y tú, bueno, no me apoyaste mucho, y preferías estar con otros amigos antes que con mi deprimida y triste yo. Me recuperé, y cuando quise recuperar nuestra amistad, descubrí que habías cambiado, que no eras el mismo compañero de juegos de toda nuestra infancia, que preferías parecerte más a los chulos de la clase y no ser tú mismo, hablar como ellos, vestirte "guay"... Y yo, que seguía siendo la misma (o, por lo menos, no había cambiado tanto como tú) descubrí que no me sentía tan cómoda con tu nueva forma de ser, así que nos distanciamos. El hecho de que, al pasar al instituto, yo fuera a otro tampoco arregló mucho las cosas entre nosotros, y nos distanciamos más cuando te mudaste a otro pueblo, más lejos. Seguíamos teniendo contacto, en Navidades, cumpleaños y eso, pero NADA era como antes. Y ahora, que volvemos a tener un poco más de confianza, que nos vemos más, y hablamos a menudo, noto que te he echado de menos, que notaba tu ausencia, que te extrañaba. Pero al escuchar que habías contado uno de mis secretos, uno de esos tan importantes (un enamoramiento mío, muy importante a esa edad) me he sentido traicionada y dolida, me... Me he decepcionado, porque yo, que he mantenido tus secretos, bueno, pues... En secreto... Esperaba que hicieras lo mismo, y no lo has hecho. Por eso estoy decepcionada, mi amigo de juegos, de historias, de aventuras.

viernes, 6 de enero de 2012

Te extraño

Cariño mío, ahora que estás de viaje, te extraño. Siento la cama fría a mi lado, siento la mesa vacía en la cena, siento la casa silenciosa, cuando tú no estás. Te extraño, y no puedo evitar pensar en si estarás bien, si tendrás frío, si me echas de menos como yo a ti. Durante el día me mantengo ocupada: por la mañana trabajo, y no pienso en ti; por la tarde leo, miro películas, limpio o cocino para evitar tu recuerdo. En la ducha canto, para que las lágrimas no afloren a mis ojos; y en el coche escucho música, para no escuchar tu voz en mi mente. Pero es por la noche, cuando no puedo dormir, cuando no puedo evitar, esquivar más tu recuerdo y cierro los ojos y veo tu sonrisa, tus ojos, verdes como el más hermoso bosque, tu pelo, castaño y rizado sin remedio, y no puedo evitar llorar, y pedir, querer, esperar, que la semana pase rápido y que vuelvas pronto, porque no aguanto la agonía de no estar contigo, de saber que en cuanto llegue a casa no vas a estar, que voy a dormir sola y que no voy a salir acompañada a cenar a un restaurante bonito el sábado por la noche. Porque te extraño, y no puedo evitarlo.