jueves, 13 de octubre de 2011

Secuestro Cap IV

Al fin el esperado capítulo IV!!! Aqui está:

-Marie, por favor, compórtate, quieres?- le dice Adrián, mirándola enfadado- Debemos ser amables con el señor...
-Winson- le responde este a su muda pregunta.
-Eso, con el señor Winson, ya que nos ha dado comida y nos ha traído hasta él.
-Adrián tiene razón- dice Laura, incorporándose y poniéndose junto a él, frente al señor Winson- Vamos a ser respetuosos con él...
-Tenéis razón- admite Marie- . Disúlpene, señor Winson, pero comprenda que estamos impacientes por saber el motivo por el que nos ha traído hasta usted...
-Lo comprendo perfectamente, pero primero, sentémonos- les dice, señalando los sillones- . Bien, el motivo por el que he mandado que os trajeran hasta mi es que, como os he dicho antes, que quiero protegeros. Fuera de aquí hay gente que pretende utilizaros, maltrataros, y no puedo permitirlo- dijo con una cálida sonrisa, pero sus ojos no la acompañaban. Marie fue la que notó que brillaba en ellos una chispa de ambición, y no se intió segura.
-¿Y por qué quieren utilizarnos?- preguntó Laura, asustada- ¿Qué tenemos de diferente, de especial, que haga que tenga que escondernos?
-Pues resulta que sois únicos. Formáis un singular grupo, con un singular poder. Todos sois muy inportantes y poderosos, pero sobretodo Laura y Marie. Ellas se quedarán aquí, y los chicos tendrán que irse.
-¿Eh?- preguntaron todos a la vez. Michael abrazó a Marie, y Laura se acercó más a un asustado Adrián.
-Sí, lo que habéis oído. Y como veis, este es un buen escondite. Yo os protejeré y cuidaré... Y los chicos estaréis en...
-Un momento- interrumpió Adrián- ¿Podría dejarnos solos un rato? Es que necesitamos asimilarlo.
-De acuerdo. Mañana por la mañana vosotros dos -dijo señalando a Michael y a Adrián- iréis donde debéis ir.
-Está bien. Gracias.
   El señor Winson se fue por una de las innumerables puertas y los chicos se quedaron solos.
-Ya veis que no podemos quedarnos aqui- dijo Adrián
-No, no, debemos escap...
-¡¡¡Shh, baja la voz!!!
-Vale, digo que debemos escapar, y para eso necesitamos el plan- dijo, susurrando.
  Estuvieron un rato pensando, eligiendo ideas, desechando otras, y un rato después, habían planeado todo.
-Oye, Marie, ¿qué hora es?
-Las ocho y diez... ¡Mike! ¡Tienes que ir a ver a Lari!
-¡Ostras, es verdad! ¡Me voy! - y se levantó de un salto, pero al llegar a la uerta, volvio al sillón.
-¡Michael Vicente! ¡No es momento de ponerse nervioso! ¡ Necesitamos que vayas!
-Es que...
-¡Pero, Marie, si no sabe por qué puesta ir!
-Aparte, es que... Mar, ¡ven un minuto!
Se van a un rincón, y se ponen a murmurar.
-Mira, Marie, es que Lari me gusta mucho, y no quiero estropearlo...
-Mike, ¡por favor! Mira, si lo que quieres es impresionarla, tienes que salvarla, sacrla de aqui. ¡Seguro que con eso es suficiente!
-Pero...
-Y para eso, tienes que ir a hablar con ella AHORA, así que no te ralles más y ¡vete!
-Es que no sé...
-¿Vas a dejarla escapar como hiiste con Sam?
-No. No, eso no.
-¡Pues ve a por ella!
-¡Dime por qué puerta!
-Emm... Pregutémosle a esa de ahí. ¡Oye! ¡Ey!- le grita Marie a una criada que pasa. Ésta se asusta y empieza a caminar más rápido, pero no es rival para Marie, que no en vano hace atletismo.
-¡Oye, tranqui! ¡Solo quiero saber si sabes de qué color es la llave para abrir el cofre que está en el armario de abajo del fregadero de la cocina!
La criada negó con la cabeza y se escabulló por una de las puertas.
-Esa no era...
En ese momento ven a Laura y Adrián darse un apasioado beso, y deciden no molestarlos, pero justamente ven a otra criada por detrás de ellos, y como tenían que rodear todos los sillones, Marie corre y salta el sillón en el que Adrián y Laura disfrutan el uno del otro, sin rozarles siquiera. Era también saltadora de altura.
Alcanza a la criada, le hace la pregunta clave, y al ver que responde la respuesta correcta, llama a Michael, quien le pide que le lleve con Lari. La chica asiente y lo guía por una puerta. Michael mira por encima del hombro a Marie, y ve que ésta le levanta los pulgares, como deseándole suerte.
Michael cruza la puesta y sigue a la chica, que lo lleva por unos corredores anchos y bien iluminados y luego por otros pequeños y oscuros, hasta llevarlo a unos baños apestosos y sucios. En una esquina estaba Lari, y Michael se acerca a ella sin dudarlo.