viernes, 13 de julio de 2012

Dame eso que nunca me atreví a pedirte

Quiero que me des aquello que nunca he tenido, que nunca me han dado o que yo he dado. Quiero que me lo des sinceramente, con amor, con dulzura, con pasión. Quiero que me lo des porque quieres, no porque te sientes forzado a hacerlo, no porque creas que viene a cuento, que encaja en ese momento. Quiero que me lo des cuando sientas que puedes, cuando creas que lo harás sin pararte a mitad de camino, arrepentido. Quiero que me lo des en un lugar que TÚ consideres adecuado, en un momento que TÚ consideres que está bien, en un ambiente que TE guste. Quiero que no te preocupes por mi, estoy siempre lista para ti. Porque, ¿sabes qué quiero? Quiero que me des eso que nunca me atreví a darte, y que no solo sea uno, que sean miles. Que cada día me des uno, que cada vez que nos veamos me regales uno como saludo. ¿Qué quiero? Un beso.

jueves, 5 de julio de 2012

Ella y su vestido turquesa

Estaba despampanante con un vestido turquesa, unas sencillas sandalias plateadas y un bolsito a juego. El peinado era muy simple: el pelo suelto, al aire. La leve brisa procedente de la playa lo alborotaba un poco y le daba un toque mágico a la escena. No llevaba maquillaje, únicamente un poco de brillo de labios. Y nada más.
Yo me acerqué medio escondido entre una multitud de gente que bajaba por la misma peatonal que yo hacia ella. Esperaba que no me viera, y así sorprenderla hablándole al oído desde un lugar que no se imaginaba, pero mi plan se fue al traste cuando la multitud que había delante mío y que me ocultaba se dispersó. Así, quedé descubierto, y ella me miró con un brillo de emoción en sus ojos castaños. Se levantó elegantemente del banco en el que estaba sentada, y el vestido turquesa ondeó a su alrededor. Se acercó a mi a la vez que yo avanzaba hacia ella, y nos encontramos con miradas tímidas cargadas de amor.
-Estás preciosa - le dije. Ella se sonrojó y desvió la mirada. Se acercó otro paso a mi, y me arregló el cuello de la camisa, que siempre me queda mal.
-Ahora, - dijo después de arreglarlo - tú también - terminó la frase con una sonrisa.
-¿Quieres tomar un helado? - le pregunté, señalando una heladería.
-Uhm... Vale - aceptó.
Nos acercamos y pidió uno de chocolate y frambuesa. Estaba sacando la cartera de su bolsito, cuando le frené la mano y le dije que la invitaba. Al principio se negó, pero la convencí. Yo pedí uno de vainilla y limón. Caminamos por el paseo marítimo del Médano, donde estamos, mientras disfrutamos los helados. Entre cucharada y cucharada de helado, comentamos un poco todo: la calle, el mar, viajes, los barcos, la playa, la gente, los compañeros de clase, los amigos, en fin, de todo. Ésa fue una tarde especial.

martes, 3 de julio de 2012

¡Te odio!... Pero te quiero

Odio que no me respondas al segundo cada uno de mis mensajes, ya sean por Whats App, por Facebook, por Twiter o por Hotmail. Odio que me robes patatas fritas cada vez que vamos a McDonals. Odio que me llames a las 12 de la noche para contarme que ves la luna amarilla. Odio que me cojas en brazos y me lleves así por toda la casa, corriendo y gritando. Odio que me des abrazos de osos cuando hacen 40º de calor. Odio que me tires a la piscina cuando no quiero meterme. Odio que me ahogues y me pelees dentro del agua. Odio que gastes toda el agua caliente y que luego, cuando salgo congelada de la ducha, me calientes con abrazos. Odio que me beses detrás de la oreja, porque me hace mucha cosquilla.
Odio todo eso, pero a la vez me encanta, porque son los gestos, los movimientos, las cosas que te hacen ser como eres, y, ¿sabes qué? Te amo así, con todos tus defectos y todas tus virtudes, porque te odio... Pero te quiero.

lunes, 25 de junio de 2012

Getting Ready

Miro el móvil cada tres segundos. Nada. Ningún mensaje de Whats App, ninguna notificación de Tuenti, ni de Facebook, ni de Twiter, ni nada. Mecachis. Me estoy preocupando. Empiezo a mordisquear mi manicura, hecha especialmente para la cita de esta noche. Me miro los pies. Miro el techo. Observo mi cuarto, desordenado por siempre. Ay... Cuánto tarda...
Tin, Tin!
Sí! Su respuesta:
"-Allí estaré. Más te vale tener los labios listos. ;)"
¡¡¡Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!!! No me lo puedo creer. ¡Estoy... SUPER-ULTRA-MEGA-HIPER-CONTENTA! Desde ese momento, empiezo a prepararme: elijo la ropa (nos pantalones cortos con un top son muy provocativos, tampoco quiero pasarme; unos vaqueros y una camiseta simple, son muy sosos; un vestido, demasiado elegante), y finalmente me decanto por la combinación de una falda azul cielo con una blusa blanca de mangas anchas. En los pies decido ponerme unas sandalias con un poco de tacón, de color blanco, que tienen unas flores a un costado. Me pongo delante del espejo y empiezo a experimentar con mi pelo: media coleta, cola de caballo, peinado de bailarina, unos mechones recogidos con pinzas, echar mi larga melena a un lado, a otro... Elijo la opción del pelo suelto, con mi larga melena de color cobre deslizándose por mi espalda. Me ducho, enjabonándome con un jabón con aroma a lavanda. Dejo que mi pelo se seque con el aire, queda con un toque natural que el secador no permite. Vestida únicamente con mi suave albornoz verde, empiezo a maquillarme. No quiero quedar muy recargada, por lo que uso correctos para las rojeces, un poco de colorete color salmón en mis mejillas, un toque de rimmel en las pestañas, y un pintalabios color rojo granate. Me visto con cuidado, para no manchar la blusa, y desenredo suavemente mi cabello. Me pongo la falda y los zapatos, y descubro que no me convence el conjunto, parece muy diurno. Pruebo con otras combinaciones, y me termino poniendo unos pescadores vqaueros de color azul claro y lo combino con un cinturón azul oscuro de hebilla enorme hecha de pequeños círculos de colores.Comienzo a preparar mi bolso. Escojo el de color  gris clarito, que hace juego con mis pendientes plateados. Pongo el pequeño neceser, la cartera, y dejo pendiente guardar el móvil. Busco mi querida cámara de fotos reflex, esa de las grandes. La guardo cuidadosamente en el estuche y lo coloco junto al bolso en mi cama. Miro por la ventana: el sol aún no se ha puesto detrás del hermoso emblema parisino, la Torre Eiffel. Miro mi reloj de pulsera, y veo que tengo el tiempo justo. Me lavo los dientes apresuradamente, sin olvidar repasar el color rojo de mis labios después, cojo las llaves y me voy. Bajo de mi pequeño apartamento hasta la calle, y pido un taxi para llegar hasta el lugar de encuentro. Espero en la puerta del restaurante, en un banco situado junto al río Sena, en un pequeño parque.
-Hola, bonita -susurra una voz en mi oído.
Me giro con una sonrisa, y sus labios sellan los míos con otra. En ese momento, me siento la persona más feliz del Universo entero.

domingo, 24 de junio de 2012

Yo estoy feliz con ella; ella está feliz conmigo

Sus dedos se deslizan suavemente por mi espalda desnuda. Su mirada absorbe cada detalle del momento. Su corazón late con fuerza, con tesón, con emoción. Puedo sentirlo. Mientras, mi cabello yace desparramado por la almohada. Mis ojos continúan cerrados, disfrutando del océano de emociones que inunda mi alma. Mi piel disfruta del contacto suave de las sábanas en mis piernas, del dulce roce de su dedo por mi espalda.
Así estamos nosotros, juntos, tranquilos, disfrutando del momento en la penumbra. Ahora, pasadas todas las barreras, me siento más unida a él de lo que nunca me sentí. Me siento feliz, orgullosa, relajada.
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Después de tantos esfuerzos, tantos problemas con personas que no nos comprenden, tantos dolores por el deseo de algo imposible; después de todo eso, ya estamos juntos. Estamos unidos por algo invisible, algo privado, nuestro, que solo sentimos, que solo experimentamos nosotros, ella y yo. Nos costó mucho llegar a este punto, a este momento. Nos trajo problemas, enfados y heridas "de alma" de nuestras personas más cercanas, especialmente, su familia. No aprobaban nuestra relación, nuestro amor. Sin embargo, aquí estamos, juntos y felices igualmente, a pesar de ir precisamente en contra de todo lo que nos dijeron.
Yo estoy feliz con ella.
Ella está feliz conmigo.
¿Qué puede hacerle la familia a una pareja unida y feliz?

martes, 19 de junio de 2012

Who will stop the rain?

"Who will stop the rain?": ¿Quién parará la lluvia? Es algo imposible, es inevitable que llueva. Es como querer apagar el sol, como intentar frenar las mareas oceánicas. ¿Ya me comprendes? ¿Entiendes ya a qué me refiero? ¿No? Te lo explicaré mejor: es algo que de ninguna manera podrás hacer, simplemente porque la naturaleza misma es contraria a tu idea. Por ejemplo... Intentar evitar que la arena se escurra entre tus dedos cuando la coges. Intentar que una manzana flote en el aire, sin gravedad. ¿Sigues sin comprender? Mmmmhhhmmm... ¿Cómo te explico...? Es como intentar realizar algo irrealizable, intentar hacer visible algo  invisible, como el viento; o posibilitar algo imposible. ¿Todavía no entiendes a qué me refiero? Hablo de cosas que no se pueden hacer: parar la lluvia, apagar el sol, coger el viento con las manos, frenar las olas, atrapar el agua entre los dedos... O evitar mi amor. Sí, aquí quería llegar. De esto es de lo que realmente quería hablar. De que estoy enamorada de ti, y de que no lo puedo evitar, por mucho que tú no me correspondas, por mucho que no me hables, por mucho que me odies o que no me soportes. ¿Qué quieres que haga? No puedo evitarlo. Y la verdad es que, por una parte, quiero evitarlo, quiero dejar de pensar en ti cada vez que cierro los ojos, quiero dejar de mirarte disimuladamente cuando no me miras, quiero dejar de hacer historias con nosotros como protagonistas. Por esa parte, quiero olvidarte, pasar página. Pero por otra, me resulta tan agradable oír tu voz, ver tu sonrisa, tontear contigo, que se me van las ganas de olvidarte. En fin, no tengo más que decirte. Solamente eso, que te quiero sin querer.

jueves, 24 de mayo de 2012

I'm Strong

Soy fuerte. Resistiré. Aguantaré el peso de tu partida con fuerza, honor, orgullo. Con la cabeza alta, la espalda recta. Aguantaré. No permitiré que tu repentino cambio de idea sobre mi, tu repentina falta de amor, me ahogue. No dejaré que el dolor se cuele ni siquiera por los resquicios de mi muralla de protección. Si tú fuiste tan mezquino y "malo" como para dejarme, no te daré el gusto de ver que me duele. No me importa. Haz lo que quieras. Disfruté de esos días, tú también, y eso es lo que importa. No es necesario llorar por ellos, ni porque se hayan acabado.
¿Qué hago ahora? Intento entender por qué. Finalmente lo comprendo: solo fui un capricho pasajero, un día te diste cuenta de que yo existía, y te gustaron mis labios, te parecieron atractivos para besar. Eso hiciste, los acariciaste con los tuyos. Pero después, en tu casa, dijiste: "¿Por qué salgo con ella? Yulisa está colada por mi, como la mayoría del instituto, y estoy perdiendo la oportunidad de salir con la tía más buenorra del insti. Bah, voy a dejar a esta boba y voy a ir con Yulisa." Y eso hiciste. De un día para otro. No, ni siquiera, de una hora a otra, decidiste que yo no importaba, y me dijiste: Te dejo, ahora estoy con Yulisa. y te fuiste a besuquearla a ella. Me enfadé, pero vi que a ti no te importaba, y pensé "¿Por qué recórcholis va a tener que importarme más a mi que a él? No pienso amargarme por eso" y seguí a lo mío. Claro que sí, sí que me estaba muriendo enterrada viva en el centro de mis ilusiones muertas en mi corazón, pero no pensaba demostrártelo. Volví a casa, hice mi rutina normal. Cuando llegué a mi habitación, me senté en la cama e intenté llorar. No pude. Únicamente cayó por mi mejilla un lagrimón solitario, en recuerdo de los días pasados. Sé que es una estupidez llorar por tiempos pasados, así que no lo hago.
Ahora tú estás con ella, y yo con él. Hemos cambiado, cambiamos físicamente, mentalmente, cambiamos. Y también cambiamos de amores. Los anteriores fueron fugaces: no menos importantes, pero sí más cortos. Ahora es algo más serio, somos más grandes. Tú estás con ella y yo con él. Y soy fuerte. Aguanté lo tuyo, lo suyo y lo del otro también. Y si este también es tan cabrón como para dejarme, aguantaré también. Soy fuerte. Resistiré.

sábado, 12 de mayo de 2012

Antítesis

-¡Mamááá...! ¡Te he dicho que no quiero ir! - gritó Celia, enfadada.
-¡No me importa que quieras ir o no , pasarás allí todo el verano!- contestó su madre.
Celia se estremeció al pensar en lo que le esperaba: un verano ENTERO encerrada en una maldita escuela-residencia privada femenina de verano. Grrr... ¡Cómo si no fuera suficiente con ir a clase durante todo el curso! Intentó no recordar que sus amigos se divertirían en la playa, mientras que ella sufriría encerrada en... ¡Basta! No iba a pensar más en ello. Se deprimiría tanto que no podría seguir intentando convencer a su madre de que la dejara no ir, y esa no era una idea que le agradara.
-Maaaaaaaaaaaaamiiiii.... ¡Por favor! ¡No puedes pedirme que me pase TOOOOOOODO el verano encerrada allí!
-Celia, ya hemos hablado de esto. No te has comportado como debías, y vas a pagar por ello.
-¿¡Estando en una residencia privada femenina todo el verano!?
-Exactamente.
Celia lo sabía, no era la hija ejemplar, precisamente... A sus 17 años fumaba, se escapaba de casa para ir de discotecas, tenía "líos" con chicos... Por no hablar de clase: no estudiaba nada, suspendía casi todas las asignaturas... Y también tenía un carácter muy potente: ¡más te valía no faltarle el respeto, porque podía llegar a pegarte! Ella se excusaba diciendo que eran misterios de la genética, pero en el fondo  hasta ella misma sabía que el adjetivo que mejor la calificaba era "conflictiva". Si no estaba metida en una pelea o lío, montaba uno. Pero, a pesar de todo eso, no se esperaba que su madre la castigara así.
-A ver, mamá - empezó a decir con la mayor paciencia y tranquilidad posible - sé que no soy perfecta, precisamente, ¡pero tampoco puedes hacerme esto! - terminó gritando -¿Nunca hiciste ninguna trastada?
-No es cuestión de haber o no hecho alguna trastada, sino que este año has suspendido las doce asignaturas, aparte de que casi te expulsan DOS veces y de que tienes varios partes de incidencia. Hija, ¿por qué haces tantos problemas?
-Yo no los hago, ni los quiero, ¿crees que sí? Solo es que... Bueno, los problemas me persiguen a mi, ¡no es mi culpa!
-Basta, no hay más que hablar, Celia, vas a ir al Teater este verano, punto final - su madre se dio la vuelta y salió de la habitación de Celia. Ésta la siguió hasta el salón, intentando convencerla. Estaba a mitad de frase cuando llegó su padre. Éste le imponía muchísimo respeto, pero en aquel momento estaba fuera de sí y siguió gritando.
-¡Celia! - dijo su padre con su voz grave.
Ahora sí se calló.
-Vas a ir a Teater, ¿de acuerdo?
-Pero yo... - dijo Celia, con voz débil
-No hay otra opción. Lo siento. Vete haciendo ya la maleta. Estarás allí en 3 días.
-Sí, papá - dijo Celia con la cabeza baja.
Volvió a su habitación y cerró la puerta. Empezó a separar las cosas que se llevaría: el portátil y su cargador, la cámara de fotos y su cargador, el neceser, algún bolso, ropa... Éste era el tema más delicado, ya que tendría que usar uniforme  y no podría utilizar su ropa muy a menudo. Siguió rebuscando en su armario, indecisa.

                                                                       *        *       *

-¡Mamááá...! ¡Por favor! - Gritó Alicia.
-Ali... Te he dejado muy claro que no vas a ir, lo siento mucho.
Alicia estaba en la situación totalmente opuesta a la de Celia. ella quería ir al Teater, y sus padres no se lo permitían.
-¡Por favoooooooooorrrrrrr.....!
-No, mi decisión es firme.
-Mami... Este año he sacado todo sobresaliente en la 2ª Evaluación, y probablemente será igual en la 3ª. Además, no he tenido ningún problema en clase, ni con mis amigas. ¿Por qué no me dejas? Dinero para pagarlo no nos falta, y sabes que lo voy a provechar.
-No vas a ir, y punto final- dijo su madre, saliendo de la habitación.
Alicia la siguió, y se enfrentó a ella en el salón, también. En ese momento llegó su padre. Éste la adoraba. No habían más palabras. Alicia supo así que tenía la batalla ganada. Dejó de intentar convencer a su madre para atacar las débiles murallas de su padre.
-Paaaaaaaaaapiiiii... poooooooooorfaaaaa, déjame ir al Teater este verano... Sabes que me hace mucha ilusión... Porrrrfiiii...
-Esto... Mary, ¿tú qué opinas?- le preguntó a su esposa
-Yo ya le he dicho que no, pero me imagino que tú querrás dejarla que vaya, ¿no?
-No veo el motivo para decirle que no - replicó Carlos, el padre.
-¿Podemos hablar un momento en la cocina?
-Emmm... Claro, por supuesto.
Ambos se van a la cocina, dejando a la dulce Alicia sola en el salón.
-Carlos, no quiero pasar otro verano sin ella... El anterior me resultó muy difícil, y, además, no la tuve controlada como aquí, y ya sabes lo que me incomoda eso. No pienso permitir, de ninguna manera, que Alicia se mezcle en grupitos extraños que se... droguen, y fumen... y todas esas cosas, y si ella no está aquí no puedo controlarla...
-Mary... Tu hija va a cumplir ya 17 años a mitad de Junio, ¡no puedes controlarla constantemente! No te digo que vaya a ser bueno que se junte en grupitos feos, pero tampoco lo va a ser que se quede solísima en casa durante todo el verano.
-¡Pero si yo no pretendo eso! ¡Yo la dejaría con Lewis, el mayordomo! ¡No estaría sola!
Una mirada de reprobación de su marido le cerró la boca.
-Pero... Pero...
-Mary... -su marido se acerca a ella y la abraza, apretando la cabeza de ella contra su pecho - Yo sé que quieres protegerla, y que todo lo que haces es por su bien, pero... Así le haces más mal que bien. Pasar el verano en el Teater le abrirá muchas puertas, especialmente ahora que va a pasar a la universidad. Además, también le aporta un bien sentimental: ella se siente feliz allí, tiene incluso un grupo de amigas. Déjala ir, ya verás que no le pasa nada.
-Pero es mi... mi bebé, ¿y si se mete en un grupo malo de chicas rebeldes...?
-Eso no va a pasar: primero, porque ella es muy buena chica y muy inteligente, así que no se meterá, seguro; y segundo, porque el Teater es un colegio bueno, de chicas de buenas familias, que no tienen malas influencias, así que no pasará nada. Lo prometo. Ahora, ¿quieres ir a decírselo?
-Vale- dice Mary , secándose las lágrimas- Más te vale tener razón- y besa a su marido.

Minutos después, Alicia está que estalla de la felicidad, no cabe en sí misma de la alegría que tiene. ¡Podrá ir a su querida escuela! Y, en secreto, ¡Podrá volver a ver a su queridísimo novio! Tal vez después de este verano consiga convencerlo (y a sí misma) de atreverse a contárselo a sus padres.






viernes, 11 de mayo de 2012

El siguiente novio de mi novia

La besé y un río desbordado se soltó en mi interior, un terremoto se expandió, explotó un volcán. La besé, y rocé sus labios con los míos, los míos con los suyos. La besé, y mientras, rodeé su cintura fina y esbelta con mis brazos. La besé, y el mundo dejó de existir para los dos. ¿Por qué? Porque esa era la función de nuestra vida, nuestra misión, nuestro destino. DEBÍAMOS estar juntos, y así era. Así fue hasta... Bueno, hasta que llegó él. Él, él, él. Arruinó todo. Fastidió cada dichosa oportunidad. ¿De quién hablo? De Louis, el siguiente novio de mi novia.
Hablemos desde el principio: Lyla y yo siempre hemos sido amigos. A propósito, soy Samuel. El caso es que, como ya decía, Lyla y yo nos conocemos de toda la vida. Mis primeros recuerdos son de juegos con ella en el terreno de nuestros padres. Los suyos y los míos también son amigos de toda la vida, y teníamos un terreno enorme donde pusimos dos casitas, unos tomates y una valla, y allí íbamos en las vacaciones. Lyla y yo siempre fuimos amigos, aunque yo siempre me sentí atraído por ella. No me di cuenta de mi amor hasta la adolescencia, y fue en aquella época cuando estuvimos más distantes el uno del otro, ya que se tuvo que mudar a otra ciudad por problemas económicos. Aún así, manteníamos el contacto por la Navidades y alguna que otra vez que ella venía a mi casa o yo iba a la suya, pero no fue igual. Sobre los 16 años, empezamos a plantearnos el ir juntos a la misma universidad, ya que quedaba entre su ciudad y la mía, y también compartir un apartamento. A los 17 y poco, acabamos Bachiller y decidimos hacerlo, ya que nos convenía y a ambos nos gustaba la idea. Ella estudiaba Bellas Artes, y yo Arquitectura. Le gustaba sobretodo la escultura. Nuestro apartamento estaba lleno de pequeñas y grandes figuras, y cada vez que íbamos a la playa... Oh, era maravilloso. Se ponía a hacer figuras en la arena, y muchos niños se acercaban por curiosidad. Entonces, alguno preguntaba algo y ella respondía, y así iba aclarando dudas y preguntas, y de paso, enseñaba escultura a los más jóvenes (y también a algunos no tan jóvenes). En fin, en una noche, no aguanté más, y le conté cómo me sentía cada vez que la miraba, o que la oía cantar en la ducha, o hacer esculturas en la arena, o cocinar cosas raras... Y para mi sorpresa, ella me contestó que le encantaba verme recién salido de la ducha, con el pelo mojado y revuelto, o dormido en el pequeño sofá frente a la tele, o haciendo una maqueta con plena dedicación. Recuerdo sus palabras, el brillo de sus ojos, la forma de su sonrisa, TODO de ella aquella noche. Y bueno... Pues nos empezamos a acercar, y cuando quise darme cuenta estábamos en su cama, ella dormida con su cabello de color cobre estirado en finas líneas por la almohada, y yo contemplándola. Así empezó nuestra relación. Desde ese día, me trasladé a su habitación, cuya cama era más grande, y mi antigua habitación pasó a ser la sala de esculturas y maquetas, aunque también cumplía la función de cuarto de cachivaches, ya que se amontonaban allí carpetas, libros, mi bici, cajas con la ropa de invierno en verano, o la ropa de verano en invierno, maletas, etc...
Todo iba perfecto hasta... Louis...

miércoles, 9 de mayo de 2012

Deseo...

Deseo compartirme contigo.  Contigo y nadie más. Deseo tus manos en las mías, tus ojos verdes fijos en mi mirada castaña, tus caricias en mi cabello, tus abrazos cálidos, tus manos rodeando mi cintura. Deseo verte cada mañana al abrir los ojos, deseo pasar tiempo contigo, deseo vivir contigo. Deseo hablar, reír, llorar, disfrutar, compartir, viajar, respirar, caminar, comer, cenar, bailar, cantar, conducir, jugar, divertirme, soñar, imaginar, inventar, crear, fastidiar... CONTIGO. Deseo hacer un picnic, mirar las nubes, luego contemplar el atardecer. A continuación,  observar las estrellas, quedarme dormida en tu abrazo. Despertar y ver el amanecer entre tu pecho, oler tu pelo, verte abrir los ojos. Deseo que me lleves en brazos hasta el coche, que conduzcas hasta casa después de ese día fantástico, que me guíes, prendida de tu mano, hasta nuestra habitación. Que me beses, me acaricies, me despojes lentamente de mi vestido de pintitas azules. Que me provoques electricidad en la sangre, que me hagas cerrar los ojos de placer. Que me dejes eliminar cada cosa que se interpone entre nosotros, por ejemplo, tu camisa. Que, en la noche que viene después de un día fantástico que vino después de otro día fantástico, duermas conmigo otra vez, que me protejas de todo mal.
Ese es mi deseo. ¿Lo cumples conmigo?

viernes, 4 de mayo de 2012

Me gustas.

Me gustas. Me gustan tus ojos, tus labios, tu pelo, tu nariz, tu cuerpo perfecto. Me gusta tu perfecta curva de cintura, tus piernas largas y estilizadas, tus pies  delicados. Me gusta tu carácter, decidido, firme. Tu testarudez, tu dulzura, tu amor. Tu cariño, tu aprecio, tus demostraciones de afecto. Me gustan tus gestos, tu forma de ser. Me gusta cómo te mueves, como escuchas música bailando levemente al compás de la música. Me gusta verte cuando te duchas, cómo cierras los ojos y sientes resbalar el agua por tu cara, primero; luego los hombros, la espalda y el pecho, la cintura, las piernas. Me gusta ver tu cuerpo mojado, con las pequeñas gotitas bajando por él como riachuelos. Me gusta ver tu melena lisa, como una catarata castaña que cae por tu espalda. Me gusta ver la chispa de emoción que aparece en tu mirada cuando te regalo flores, bombones o, simplemente, un dibujo. Me gusta cuando me besas, cuando te cobijas en mi pecho, cuando me abrazas, cuando pasas tus brazos por encima de mis hombros y entrelazas tus dedos detrás de mi nuca, y clavas esa mirada de color miel en la mía, y me hablas, aunque en esos momentos no te escucho: estoy demasiado ocupado observándote. Me gusta cuando cocinas, cuando te pones el delantal de cuadritos blancos y verdes. Me gusta cuando usas pantalones cortos o faldas, especialmente la de color azul cielo. Me gusta cuando, en invierno, escondes el rostro detrás de una bufanda, y usas gorro, y lo único que se te ve son los ojos. Me gusta cómo te emocionas cuando llueve, y cómo disfrutas de la nieve. Me gusta cómo juegas en el agua del mar en verano, cómo hueles las flores en primavera. Cómo te escondes en el bosque en otoño, usando ese abrigo de color marrón que se disimula tan bien ahí. Me gusta cómo disfrutas con los niños cada día en tu colegio, cómo les enseñas poco a poco las letras, los números. Me gusta cómo saboreas bien la comida que te gusta, cómo bebes lentamente una buena cerveza, o un rico vino. Me gustas. Punto. Y... Te quiero, preciosa.

jueves, 12 de abril de 2012

Poesía #4

POEMA XX

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como esta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma, como al pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como ésta la tuve en mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque este sea el último dolor que ella me causa,
y estos sean los últimos versos que yo le escribo.

                                                                                                                       Pablo Neruda.
                                                     Veinte poemas de amor y una canción desesperada, Espasa Calpe.

sábado, 7 de abril de 2012

Querido diario:

Miércoles, 28/03/12
Querido diario:
Uuuufaaa... ¡Qué día! Agotador... Y abrumador. Mi mejor amigo, mi colega de toda la vida, mi amigo de siempre... Se declaró a la chica más guapa de la clase, Anabella. Yo sabía que le gustaba : normal, con esas curvas, ese bonito culito, que resalta con pantalones ajustados; o esos pechos que atraen todas las miradas gracias a los escotes de infarto que tienen sus blusas.... Y, dejando de lado todas las cosas que hace para llamar la atención masculina, también ocurre que es guapísima. Tiene unos ojos azules que son casi... "electrizantes", y una sonrisa muy dulce... Aparte de todo esto, no me imaginaba que Fran sintiera algo MÁS por ella, algo más fuerte que la atracción que tienen todos hacia ella... Hoy descubrí cuán fuerte es su amor.
En fin, el caso es que MI amigo, MI Franco, se le declaró, le digo que la amaba y que deseaba fervientemente ser su novio y estar con ella... Fue tan dulce... Tanto que... Bueno, tanto que se me llenaron los ojos de lágrimas de emoción. Ridículo, ¿no? O tal vez no tanto... No sé... Pero la ESTÚPIDA-IDIOTA-DESAGRADECIDA-Y-DUEÑA-DE-UN-EGO-GIGANTE de Anabella le echó una mirada de desprecio, se dio la vuelta y se marchó si ni siquiera abrir la boca. Por supuesto, Fran quedó DESTROZADO, hecho pedacitos, más bien, DESHECHO. Y yo, la pringada del segundo plano, fui quien tuvo que levantarlo del suelo, hablar con él, consolarlo... Luego fui a buscar a Markus, uno de nuestros amigos, pero, aparte, el casi-hermano de Franco, la 3ª parte de nuestro trío. En cuanto lo encontré, le fui a contar todo, pero me hizo mirarlo a los ojos, y entendió. Las palabras sobraban. Ay, mi Markus... Llegó hace relativamente poco tiempo, en comparación con mi amistad con Franco, pero pronto se convirtió en uno de mis mejores amigos, junto con Fran, por supuesto. El caso es que Markus corrió conmigo hasta llegar donde estaba Fran. En ese momento, tocó el timbre. ¿Olvidé decir que estábamos en la universidad? Sonó el timbre, entonces, y yo tenía un examen importante en esa clase, y no debía llegar tarde, por lo que los dejé solos. Por desgracia, coincidimos en pocas clases, y hoy no los iba a ver hasta la última hora, en Inglés. Cuando por fin toca la clase anterior a ir a casa, voy al aula y busco con la mirada a mis amigos. No les veo, así que me siento con otras amigas. Intenté participar en la conversación, pero estaba demasiado preocupada por Franco y Markus como para pensar en otra cosa, así que no les hice demasiado caso. Después de unos minutos en los que se llena la clase, entra la profesora, y cuando está cerrando la puerta, veo la punta del Converse de color azul eléctrico de Markus y respiro un poco más tranquila. "Todo va bien", pensé. Entra Markus, pero no veo a Fran. Pide disculpas a la profesora, y le explica en voz baja que tuvo que acompañar a Fran a casa y que por eso llegó tarde. Yo no le oí, pero mientras retiré mis libros y carpetas de las sillas que habían a mi lado, que había reservado para mis amigos. Markus se sentó, y mientras la profesora hablaba y escribía en la pizarra, me explicó que Fran había estado bastante mal en la clase siguiente al recreo, y que a 5ª hora, se sentía tan desdichado que había recogido sus cosas y había vuelto a casa. Menos mal que están juntos en la mayoría de las clases, porque sino se habría tenido que ir solo. Durante el resto de la clase estuve  distraída, pensando en la tonta de Anabella (estaba sentada delante mío, me costó contenerme una buena patada) y el pobre de mi amigo, que había quedado destrozado. Markus me "despertó" al final de la clase y me apuntó la tarea. Qué dulce, mi Markus, siempre tan detallista. Cómo le quiero. Bueno, entonces guardé mis cosas y me marché con Markus. Subimos al coche ese horrible que tengo y que funciona por casualidad y fuimos a comer. Luego le llevé a su casa, y volví a la mía. Hablé un rato con mamá, le conté lo ocurrido y luego subí a mi habitación a hacer la tarea y estudiar. Julie subió a fastidiar, y le cerré la puerta en las narices. Julie es mi hermana pequeña. Lo explico porque estoy empezando un nuevo diario, y, aunque espero no perder nunca la memoria y olvidar a mi hermanita, lo apunto por si acaso.
Paré de estudiar un rato sobre las cinco y media, y merendé unas magdalenas que había hecho Julie. ¡Me encantan! Mmmm, son geniales... Después cogí el teléfono y llamé a Fran, aunque, como me imaginaba, no atendió. Luego llamé a casa de Markus, y su madre me dijo que había salido, por lo que llamé a su móvil. Saltó el contestador, así que le dejé un mensaje, diciéndole que me llamara cuanto antes. Estudié un rato más,  y salí a buscar a mis amigos. Estaba muy preocupada, quería saber cómo estaban. Me llamó Markus, y me dijo que me esperaba en el parque. No hizo falta que especificara dónde, ya sabía que estaban en el rincón noreste, bajo los robles. Me acerqué, y vi que estaba solo. Le pregunté por Fran mientras me sentaba en el césped, y me dijo que seguía encerrado en su casa. Ya que estábamos solos (por fin...) descargué toda la rabia que llevaba dentro. Empecé gritando contra Anabella, y terminé llorando con sus brazos a mi alrededor. Las mías eran lágrimas de rabia, de odio, de pena... Me terminé calmando en su abrazo. Vimos el atardecer entre los arbustos, y compartimos unas caricias. La nuestra es una relación extraña... Nos queremos, muchísimo, pero no somos "novios" oficialmente... Supongo que es porque, en estos momentos, tenemos demasiadas cosas demasiado importantes en comparación con las relaciones sentimentales. Pero de vez en cuando, si estamos solos, nos permitimos alguna caricia, algún beso... Markus es genial... No tengo más palabras.
Cuando el parque se oscureció casi por completo, cuando las únicas zonas con luz de él eran las iluminadas por las farolas del camino, decidimos irnos. Cada uno fue a su casa. Quedamos en la puerta de la uni. Luego, en casa, miré una peli con mamá y Julie, utilicé el ordenador un rato y me fui a dormir.
Ese ha sido mi día. ¿Verdad que era abrumador? Espero que mañana vaya Fran, pero sino... Pienso ir a su casa y echar abajo la puerta si hace falta, debo hablar con él.
Hasta mañana.                                                
                                                                                                            Lila

sábado, 24 de marzo de 2012

Interrupción del descanso

Sonó el teléfono. Sin preocuparme, atendí.
-Hola, ¿quién es?- pregunté, inocentemente
-¿Jenny? Menos mal que estás, tengo que contarte muchas cosas, ven lo más rápido posible a mi casa- dijo mi amiga Lisa al otro lado del teléfono, con esa voz acelerada que la caracteriza.
-Liiii... Me pillas en un mal momento, no puedo ir a que me cuentes tus historias de novios...
-Es urgente, y no tiene nada que ver con mi novio, Jack está perfecta y absolutamente enamorado de mi, y yo de él, no hay ninguna novedad con respecto a mis relaciones sentimentales. Lo que tengo que contarte es algo muuuuuuy importante, que...- hizo una pausa, como si le costara decirlo-.Jenny, por favor, no te haría venir si no fuera importante, sé que éste es el único día desde hace 3 semanas que no trabajas, y sabes que te dejaría descansar o estar con Chris, pero es importante de verdad... Por favorrr...
Me convenció.
-Estoy en camino. Espérame en 15 minutos en el jardín.
Me levanté del sillón ya arrepintiéndome de haber cedido a su poder de convocación, y fui hasta mi habitación arrastrando los pies. Sin pensar, cogí mi short vaquero azul que tanto me gusta, una blusa verde agua y mis botas marrones de marca. Me lavé la cara y los dientes y sujeté los mechones de pelo que caían sobre mi cara con unas pinzitas en la parte trasera de mi cabeza, dejando el resto de mi alborotada melena  libre. Cogí el bolso bandolero que estaba colgado en el pechero al lado de la puerta y salí de mi pequeña casita. Subí a mi bici y pedaleé hasta la mansión de los padres de Lisa. Ella aún vivía con ellos, cuando yo ya pagaba el alquiler de mi casa con el pequeño sueldo que ganaba trabajando interminables horas en un lugar horrible. Era el precio que debía pagar por mi libertad.
Toqué el timbre y esperé. Dos minutos más tarde, Leonard, el mayordomo de la familia Calt, abrió la reja que separaba el jardín y la mansión que poseían los padres de Lisa del resto del mundo.
-Buenos días, señorita. Hacía tiempo que no pasaba por aqui.
-Hola, Leonard- respondí- .Sí, he estado ocupada.
-Puede dejar la bicicleta ahí, señorita- dijo, señalando el aparcamiento para invitados cercano a la entrada.
-Gracias- dije, apoyando mi bici en la pared de la bajada que llevaba al garaje. 
-¿Quiere que llame a la señorita Lisa?
-Sí, muchas gracias, Leonard.
Éste se dirigió a la enorme casa escondida detrás de unos pinos que estaban al lado del camino. Mientras esperaba a Lisa, caminé por el mullido césped que cubría las elevaciones del terreno, hasta llegar a la zona de los arbustos llenos de margaritas donde Li y yo jugábamos a ser princesas cuando éramos pequeñas. Me senté a esperar, escuchando el canto de los pájaros y sintiendo el sol en mi cara.
-¡Amiga! ¡Gracias por venir!-la estridente voz de Lisa resaltaba en ese contexto silencioso y tranquilo.
-Bueno, cuéntame, ¿qué te ha pasado...?- le pregunté, imaginándome cualquier cosa excepto lo que me contó.
-Jenny, por favor, esto es muy importante- me dijo, bajando la voz y borrando la sonrisa de su cara mientras se sentaba enfrente mío, pegando la enorme falda blanca que llevaba- .Necesito que me escuches con mucha atención, porque, una vez que lo cuente, no lo voy a repetir, ¿vale?
-De... acuerdo- dije, pensando que no sería tan grave. Cómo me equivocaba...

jueves, 15 de marzo de 2012

Pagando por un error

El olor a rosas embriagaba mi mente. Levemente, logré recordar mi nombra, Philip Thomson, y mi querido y añorado lugar de procedencia, la dulce Francia. Ahora estaba en la ciudad de Londres, o por lo menos recordaba haber estado allí recientemente, antes de perder la cabeza, la razón.
Ese momento después del crepúsculo, cuando ya no se podía apreciar la luz del sol, fue cuando bajó la nube y dejó la ciudad envuelta en humedad y oscuridad. Yo tenía una tarea, un compromiso, que, aunque había sido encargado por mi jefe, se estaba convirtiendo en algo personal. Mi compañera, Miriam Butly, no había podido llevar a cabo la suya, y se estaba autocastigando. La agencia no podía permitirse perderla, y yo tampoco.
La busqué hasta que salió la luna, que, a causa de la espesa niebla, no me prestó una gran ayuda. Me acerqué al barranco que había abierto el río, y, a unos cincuenta metros a mi izquierda, la vi. Aún con árboles, niebla y muchos metros entre nosotros, adiviné que estaba arrancando las espinas de esos rosales cercanos, donde, hacía ya tiempo, nos habíamos escondido y disfrutado uno del otro. ¿Que todavía no te lo he dicho? Miriam, además de ser mi compañera de trabajo, era mi acompañante de vida, mi amadísima mujer. El caso es que corrí hacia ella, gritando su nombre, suplicándole que parara de hacerse deño. No fue suficiente. La alcancé, y le rogué que se detuviera y volviese a casa, conmigo, su enamorado. Pero ninguna de mis palabras sirvió para cambiar su decisión. Se acercó poco a poco al precipicio. Con cada paso que yo avanzaba, ella retrocedía otro más.
-¡No puedes hacer esto! ¡Ni a mi ni a la agencia! ¡Te necesitan! ¡Yo te necesito!- le dije, desesperado, apenas sintiendo las lágrimas heladas resbalando sobre mis mejillas.
-Le fallé, Philip... Le fallé...
-¡No me falles a mi ahora! 
-Le fallé... Debía salvarle y le fallé... Así que, debo pagar... Pagar por ello...- se acercó peligrosamente al borde.
-Miriam, por favor...
-¿Por qué... porqué... dices... que me... necesitas?- sus talones asomaban por el borde, mientras ella daba la espalda al precipicio que caía al río turbulento.
Se cayó, y mientras...
-¡Porque te quiero!- grité, a la vez que ella caía, caía, lejos de mi alcance, se separaba de mi... durante mucho tiempo...
Creo que después, demasiado afectado como para mantenerme en pie, me dejé caer hacia atrás, y, a pesar de sentir los pinchazos de las espinas de los rosales que habían en mi espalda, caí en un sueño profundo, muy profundo....
Desde ese momento, mi sentido de la vista no es capaz de distinguir colores, todo está siempre del mismo color nebuloso que había en el ambiente cuando la perdí; solo huelo rosas; mis oídos no captan otro sonido aparte del de las aguas turbulentas que se la llevaron...
Vivo aislado de mundo, esperando la muerta, para alcanzar a mi amada.



miércoles, 15 de febrero de 2012

Atrévete a dar el gran salto

"No!!!! No puede haberme hecho esto. Me prometió que se callaría la BOCOTA esa que tiene en la que no puede guardar ningún secreto..."
-¿Es cierto lo que ha dicho? Mírame, Lucy, y dime si es cierto - dijo él
- Bueeeno... - Cristie le dio un empujoncito, como diciendo "Venga! Atrévete!"- Digamos que... Sí. Es cierto que me gustas y que estoy enamorada de ti- dijo de un tirón Lucy, rápidamente y con los ojos y los labios muy apretados. Lentamente, echó una mirada a Lucas, quien la miraba diferente. Diferente a la mirada furtiva que le echaba en los exámenes, a la que ella le respondía con una insegura sonrisa, diferente a la mirada de reconocimiento que le echaba al llegar a clase, diferente a la mirada de sorpresa de cuando se encontraban en lugares como la biblioteca . Era una mirada cariñosa, feliz, esperanzada, alegre. Y Lucy supo que gracias a Cristie tenía posibilidades de hacer realidad esas fantasías que tenía con Lucas cada vez que se iba a dormir.
Cristie se retiró discretamente, sin que Lucy ni Lucas se dieran cuenta. Era obvio que no lo iban a notar, estaban demasiado absortos el uno en el otro como para sentir el mundo de alrededor.

"Increíble. Absolutamente increíble" pensaba Lucy continuamente, durante el viaje en bus desde su casa hasta el instituto. "Estoy viviendo lo que quería... Y realmente me siento bien, feliz y satisfecha." Hacía ya casi un mes que estaba con él. Él. Él, perfecto, cariñoso, dulce, bromista, simpático, protector, romántico, agradable, deportista, único e irrepetible... Todo gracias a Cristie, que, con lo que en un primer momento había sido una catastrófica traición a la promesa de guardar el secreto del enamoramiento de su amiga, había conseguido que Lucy y Lucas estuvieran juntos, por fin. Iban a vivir su historia de amor, finalmente... Y Lucy estaba muy orgullosa por haberse atrevido a dar el gran salto necesario para pasar de niños a adolescentes de pleno derecho: tener novio.

lunes, 13 de febrero de 2012

Aprovechar todo... Desperdiciar nada

Cómo puede cambiarte el día con una sonrisa, una canción, una broma o un chiste malo. Porque, a ver, LA VIDA ES 1 SOLA!!!!! Y hay que aprovechar cada segundo, cada instante, porque no vale la pena desperdiciar momentos que puedes pasar riendo con mala cara. Y, a veces, cuando estamos de mal humor por alguna tontería, por alguna pelea, es mejor cambiar la cara, pensar en otra cosa, cambiar de tema, escuchar un poco de música o leer un rato, para quitarte ese mal sabor en el alma, para después ser feliz más fácilmente, para poder disfrutar más del momento, del presente.
Aprovecha cada momento, con seres queridos, a solas, como quieras, pero no desperdicies ni un solo instante.
Si te centras en el pasado, no podrás ver lo que viene en el futuro, dijo el sabio August Gusteau, de Ratatuille.

domingo, 29 de enero de 2012

¿Cómo...?

¿Cómo decírtelo? ¿Cómo decirte que me gustas, cómo preguntarte si me quieres, cómo robarte un beso?
¿Cómo saber si me rechazarás, o serás mi novia? ¿Cómo hacer para disimular el hecho de que mis ojos se desvíen hacia ti automáticamente en los recreos, cuando compartes risas con tus amigas y miras los partidos de voleibol? ¿Cómo concentrarme en las clases si lo único en que puedo pensar es en ti? ¿Cómo ignorar el hecho de que, al irme a dormir, cierro los ojos y veo tu sonrisa amable? ¿Cómo obviar el hecho de que eres mayor que yo y que es imposible que me quieras? ¿Cómo?
Supongo que no eres la chica que compartirá su vida conmigo, supongo que otro chico, más grande, más fuerte, más inteligente que yo será el que esté siempre junto a ti. Supongo que me ves como a un niñato, o, con mucha suerte, me miras con cariño de hermana mayor, si acaso. Pero sé que no me correspondes, que no sientes un río desbordado por tu pecho cada vez que me ves, como yo. Que no ves en mis ojos el futuro, que no nos imaginas viviendo juntos, criando hijos juntos, siendo felices. Sé que no lo haces, y no te culpo, porque es lo que yo siento hacia las niñas pequeñas, pero, aunque lo comprenda, me duele, e intentaré cambiarlo. Seré grande, fuerte, inteligente y estaré junto a ti. Te seguiré queriendo, juntaré fuerzas para que el río no se seque, que no se acabe este sentimiento. Lo haré. Por ti. Por nosotros.

domingo, 15 de enero de 2012

Will you marry me?

"¿Quieres casarte conmigo?" Una frase sencilla, a la vez complicada, que puede darte una alegría al corazón o un infarto, que te puede hacer muy feliz... Que te propone un futuro, o no, no un futuro, sino alguien con quien compartir el tuyo. Una frase que puede dar a tu vida un giro de trescientos sesenta, qué digo, ¡MIL grados! Que te puede dejar la cara roja como un tomate, o pálida como la de un muerto. Que puede hacerte llorar de emoción, o sentir un cosquilleo por la columna vertebral. Que puede hacer que te suden las manos, que se te caiga todo lo que tengas en ellas, que te ardan los ojos, que se te seque la garganta.... Que una sonrisa ilumine tu rostro, que tus ojos se abran y se muestren enormes, que tus mejillas se inflen, que de repente se carguen tus ojos de lágrimas y que un intenso rubor se note en tu cara. Todo eso... Con una simple frase.
Porque esa frase puede hacerte subir hasta el cielo y envolverte en nubes suaves como algodón, y llevarte hasta el Sol mismo para que brille SIEMPRE en tu vida... Y es que no importan las circunstancias, ni el momento, ni si acabas de salir de la cama como si te estás vistiendo para una fiesta; ni si tienes un ojo pintado y el otro no; no importa nada. Importan las miradas que se crucen, las chispas que salten, el amor que se sienta, en el aire, entre los dos. Eso, y nada más.




Bonita manera de decir esta frase tan bonita... Este vídeo me ha encantado.

 "Will you marry me?"

domingo, 8 de enero de 2012

Estoy decepcionada

Eras mi amigo. Nos decíamos todo, no habían secretos. Compartíamos un pasado más o menos parecido, y parecía que el mismo futuro. Con eso de que nuestros padres trabajaran juntos, podíamos disfrutar más tiempo entre nosotros. Y también vivíamos los dos en el mismo pueblo, un problema menos. Luego, yo tuve una época mala, y tú, bueno, no me apoyaste mucho, y preferías estar con otros amigos antes que con mi deprimida y triste yo. Me recuperé, y cuando quise recuperar nuestra amistad, descubrí que habías cambiado, que no eras el mismo compañero de juegos de toda nuestra infancia, que preferías parecerte más a los chulos de la clase y no ser tú mismo, hablar como ellos, vestirte "guay"... Y yo, que seguía siendo la misma (o, por lo menos, no había cambiado tanto como tú) descubrí que no me sentía tan cómoda con tu nueva forma de ser, así que nos distanciamos. El hecho de que, al pasar al instituto, yo fuera a otro tampoco arregló mucho las cosas entre nosotros, y nos distanciamos más cuando te mudaste a otro pueblo, más lejos. Seguíamos teniendo contacto, en Navidades, cumpleaños y eso, pero NADA era como antes. Y ahora, que volvemos a tener un poco más de confianza, que nos vemos más, y hablamos a menudo, noto que te he echado de menos, que notaba tu ausencia, que te extrañaba. Pero al escuchar que habías contado uno de mis secretos, uno de esos tan importantes (un enamoramiento mío, muy importante a esa edad) me he sentido traicionada y dolida, me... Me he decepcionado, porque yo, que he mantenido tus secretos, bueno, pues... En secreto... Esperaba que hicieras lo mismo, y no lo has hecho. Por eso estoy decepcionada, mi amigo de juegos, de historias, de aventuras.

viernes, 6 de enero de 2012

Te extraño

Cariño mío, ahora que estás de viaje, te extraño. Siento la cama fría a mi lado, siento la mesa vacía en la cena, siento la casa silenciosa, cuando tú no estás. Te extraño, y no puedo evitar pensar en si estarás bien, si tendrás frío, si me echas de menos como yo a ti. Durante el día me mantengo ocupada: por la mañana trabajo, y no pienso en ti; por la tarde leo, miro películas, limpio o cocino para evitar tu recuerdo. En la ducha canto, para que las lágrimas no afloren a mis ojos; y en el coche escucho música, para no escuchar tu voz en mi mente. Pero es por la noche, cuando no puedo dormir, cuando no puedo evitar, esquivar más tu recuerdo y cierro los ojos y veo tu sonrisa, tus ojos, verdes como el más hermoso bosque, tu pelo, castaño y rizado sin remedio, y no puedo evitar llorar, y pedir, querer, esperar, que la semana pase rápido y que vuelvas pronto, porque no aguanto la agonía de no estar contigo, de saber que en cuanto llegue a casa no vas a estar, que voy a dormir sola y que no voy a salir acompañada a cenar a un restaurante bonito el sábado por la noche. Porque te extraño, y no puedo evitarlo.